jueves, 29 de noviembre de 2007

Esperando...

A eso nos dedicamos la mayoría del tiempo, a esperar y cuando no nos lo proponemos las circunstancias mandan, pero el resultado es el mismo.
Esperamos cada día a que salga el sol para empezar un día nuevo, o desesperamos esperando a que lleguen nuestras fechas de vacaciones para disfrutar otra realidad y que esa realidad transitoria nos ayude a sobrellevar la rutina de la espera continua en la estamos constantemente.
Hay días en los que esperamos en vano oir buenas noticias y esos días de
espera se convierten en pozos de contradicción cuando nos golpean las "no-noticias", ni buenas ni malas, directamente no son noticia, "sigue esperando" (!!!).
Sin embargo, hay días en los que sin esperar nada te sorprenden cuando acaban, cualquier tontería vale para agitar el letargo de la espera.
Hoy puede ser un día de esos.

lunes, 26 de noviembre de 2007

Defensa de la Alegría (Mario Benedetti)

Defender la alegría como una trinchera
defenderla del escándalo y la rutina
de la miseria y los miserables
de las ausencias transitorias
y las definitivas
defender la alegría como un principio
defenderla del pasmo y las pesadillas
de los neutrales y de los neutrones
de las dulces infamias
y los graves diagnósticos

defender la alegría como una bandera
defenderla del rayo y la melancolía
de los ingenuos y de los canallas
de la retórica y los paros cardiacos
de las endemias y las academias

defender la alegría como un destino
defenderla del fuego y de los bomberos
de los suicidas y los homicidas
de las vacaciones y del agobio
de obligación de estar alegres

defender la alegría como una certeza
defenderla del óxido y de la roña
de la famosa pátina del tiempo
del relente y del oportunismo
de los proxenetas de la risa

defender la alegría como un derecho
defenderla de dios y del invierno
de las mayúsculas y de la muerte
de los apellidos y las lástimas
del azar
y también de la alegría

domingo, 25 de noviembre de 2007

Monasterio de Bonaval




Hace un par de semanas aproveché un día festivo en Madrid para escaparme a Retiendas, un pueblo escondido de Guadalajara, donde se encuentran las ruinas del Monasterio de Bonaval de la orden cisterciense. Llegar allí fue una auténtica aventura, el coche se deja en Retiendas y desde allí un paseo de no más de 20 minutos te acerca a las ruinas del monasterio, pero Nuria y yo decidimos complicar lo fácil y nos desviamos hacia la derecha del arroyo cruzando el puente. Para seguir complicando lo fácil, no dimos la vuelta hasta encontrar el punto de partida correcto, sino que buscamos el típico "atajo" que suele haber en todas partes. Éste fue descender hasta un arroyo seco y seguir ese "camino" hasta el otro lado del valle, sorteando zarzas, árboles caidos, piedras mal puestas y el arroyo de verdad con el agua helada, que pudimos salvar gracias a un árbol por el que cruzamos al otro lado.



Ya en el camino correcto no tardamos ni 5 minutos en llegar a las ruinas del monasterio y a pesar de los carteles de "peligro derrumbamiento" y alguna que otra valla, había personas visitándolo en su interior, así que nosotras hicimos bueno el "allá donde fueres haz lo que vieres" y nos metimos. Si desde fuera impresiona lo que queda del edificio, verlo desde dentro es colarse en un cuadro romántico, la vegetación sube por sus paredes y poco queda del suelo original que ha sido sustituido por maleza que crece descontrolada.

Por lo que leí antes de ir visitarlo, hace unos años se podía subir a sus muros y contemplarlo desde arriba, pero ahora o bien no buscamos bien el lugar adecuado para subir o ya no es posible precisamente por el exceso de vegetación que lo está cubriendo todo.



Abandonado por completo, el monasterio creo que ahora está en manos del pueblo, pero no hay ningún indicio de que vayan a protegerlo de algún modo o que vayan a restaurarlo. Aunque restaurado perdería parte del encanto que tiene actualmente.








miércoles, 21 de noviembre de 2007

Y tu de quien eres???



Paranoia q surgió un día de trabajo, "¿Y tú de quién eres?" del mar o de la montaña... y es que viendo una foto así (esté retocada o no) pues casí que me confirmo: yo soy de mar, porque es mucho más relajante perrear en una playa (con piedras de punta o harina por arena), tirada sin hacer nada y sin pensar en nada, porque puedo recorrer unos 5.000 km sólo para saber si existía aquel rincón especial (Ramberg), porque puedo parar el tiempo en un espigón sin una mísera toalla con la que secarme (Porec), porque puedo perseguir una puesta de sol sólo para llegar a verla allí (Cabo Espichel), porque puedo esperar a que caiga el sol mientras la cerveza se agota en una terraza (Sorrento) y despertar al día siguiente y descubrir que esa vista existe, que no es un fotomontaje de mi mente (Sorrento), porque puedo pagar una pasta por una turistada sólo para ver el agua cristalina (Capri), porque puedo disfrutar como una niña pequeña en un oceáno nuevo para mi, lleno de olas (Acapulco), porque podría vivir en un bucle de conducción sin dejar de mirar por la ventana (Costa Amalfitana), porque me gusta pasar días enteros en la playa y esperar a que el sol se vaya (Tarifa)...