martes, 3 de junio de 2008

Desde Acapulco



La primera vez que visité México, mi hermana vivía temporalmente allí, en DF para ser más exactos y aprovechando una Semana Santa y la generosidad de un bolsillo que no era el nuestro, mi hermano y yo cogimos un avión para ir a verla. Llegamos de noche a la ciudad y por la mañana nos metimos en el coche camino de Acapulco, allí celebraría mi hermana su cumpleaños.

Amanecimos con un desfase horario importante y cansados de dar vueltas sin poder seguir durmiendo, mi hermano y yo nos fuimos a pasear por la playa mientras amanecía, así descubrimos la Bahía de Acapulco, mientras salía el sol.

Después de un día de playa intenso, acabamos cenando en un restaurante desde el que se veía toda la bahía iluminada y parecía como si el fuego estuviese arrasándola hasta la orilla del mar y esa imagen, fue la que se quedó grabada en mi memoria. Esa es una de las postales que guardo de aquel viaje.

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