domingo, 3 de febrero de 2008

Parad los relojes

Parad los relojes y desconectad el teléfono,
dadle un hueso jugoso al perro para que no ladre,
haced callar a los pianos, tocad tambores con sordina,
sacad el ataúd y llamad a las plañideras.

Que los aviones den vueltas en señal de luto
y escriban en el cielo el mensaje “Él ha muerto”,
ponedles crespones en el cuello a las palomas callejeras,
que los agentes de tráfico lleven guantes negros de
algodón.

Él era mi norte y mi sur, mi este y mi oeste,
mi semana de trabajo y mi descanso dominical,
mi día y mi noche, mi charla y mi música.
Pensé que el amor era eterno; estaba equivocado.

Ya no hacen falta estrellas: quitadlas todas,
guardad la luna y desmontad el sol,
tirad el mar por el desagüe y podad los bosques,
porque ahora ya nada puede tener utilidad.

W.H. Auden

2 comentarios:

Anónimo dijo...

En el corazón de todos los inviernos vive una primavera palpitante, y detrás de cada noche, viene una aurora sonriente.

Khalil Gibran

Volverá la primavera....

Marisa dijo...

No pienso sentarme a esperar la primavera, así que mejor salgo en su búsqueda y persigo esas auroras. Empieza mi carrera, soy el caballo ganador, la apuesta segura XDD