jueves, 10 de enero de 2008

INVICTUS

Despúes de un día de perros, de un millón de pensamientos encadenados ha llegado a mi memoria un fragmento de un poema que escuché en una película siendo pequeña. A veces memorizamos cosas sin darnos cuenta, y cuando menos te lo esperas surgen como si nada. Buceando por San Google, he encontrado el original y varias traducciones del mismo, aquí dejo uno traducido:

Desde la noche que sobre mi se cierne
negra como el abismo insondable,
doy gracias a los dioses si existen
por mi alma invicta.

En las azarosas garras de las circunstancias
nunca me he lamentado ni he pestañeado.
Sometido a los golpes del destino
mi cabeza está ensangrentada, pero erguida.

Más allá de este lugar de cólera y lágrimas
donde yace el Horror de la Sombra,
la amenaza de los años
me encuentra, y me econtrará, sin miedo.

No importa cuán estrecho sea el portal,
cuán cargada de castigos la sentencia,
soy el amo de mi destino:
soy el capitán de mi alma.

William Ernest Henley


En realidad, la versión que yo había escuchado o la que recuerdo haber memorizado, tiene un poco más de fuerza, pero aún así el sentido es el mismo. Porque no todas las poesías son "ñoñas" (Nuria dixit), porque aunque no nos demos cuenta, a veces pasamos de puntillas por verdaderos poemas y en definitiva, porque este poema me ha ayudado a reflexionar sobre ciertos aspectos poco claros con los que hoy me he tenido que enfrentar y no sé si es para mejor o para peor, pero de momento los veo ya con otra cara.


1 comentario:

Anónimo dijo...

La poesía está muy bien, me gusta, pero como alguien me pregunte por el abismo insondable, el lugar de la cólera o el horror de la sombra me puedo bloquear y empezar a oscilar, todo en uno :) Lo que más me gusta es que siempre que tienes un día difícil encuentras una poesía que te ayuda....
Besooooos